La Doctora Rathbun
Katelyn Lawhun
Llego a la clase de español temprano
y espero que los estudiantes de la clase anterior salgan del aula. Cuando entro
en la puerta, me sorprende el gran tamaño del salón. En realidad, es un
laboratorio de computadoras que consiste en filas de mesas con sillas. Una
plétora de computadoras se ubica encima de esas mesas. Una impresora se
encuentra al frente del aula cerca de la pantalla de proyección y la pizarra
blanca también. En cuanto al ambiente, el laboratorio se llena de luz por todas
las ventanas de la pared enfrente de la puerta. Además, no hay mucho ruido
excepto una conversación en voz baja entre compañeros, el teclear de un
estudiante que escribe algo a máquina, o el pasar de las hojas del libro de
gramática de vez en cuando. En todo caso, todos los estudiantes nos sentamos y
esperamos el comienzo de la clase.
Veo que la Doctora Rathbun está de
pie y lista para comenzar. Se ve delgada y de estatura media. Lleva un vestido
de un color muy vivo, unos zapatos de tacón, y muchas joyas. Su estilo de ropa
parece muy profesional. Tiene cabello rubio y ondulado que cae hasta el medio
de su espalda. Con respecto a los rasgos de su cara redonda y expresiva, sus
ojos azules se iluminan a veces, especialmente cuando nos cuenta de su familia
o su amor por el español. Sus ojos se encuentran debajo de las cejas arqueadas.
Además, su nariz recta divide su cara en dos partes simétricas. Cuando habla,
sonríe o ríe, sus labios delgados se abren, y uno puede ver sus dientes
alineados y blancos también.
Al principio de la clase, la Doctora
Rathbun nos saluda a todos los estudiantes. Parece muy amable y sincera.
Después, nos pasa una hoja de trabajo o nos muestra una presentación en la
pantalla de proyección. Para repasar, nos hace unas preguntas. Entonces,
alguien levanta la mano y le responde. La profesora nunca se enoja con nosotros
cuando nos equivocamos de repuesta. Además, siempre trata de entendernos cuando
expresamos nuestros pensamientos en español aun si lo pronunciamos mal o usamos
una palabra incorrecta. Más tarde, nos ordena que escribamos a máquina nuestros
borradores para el boletín durante el tiempo restante. Cuando escribimos, pasea por la sala para
ayudarnos. Al final, nos aconseja que mejoremos los borradores y se despide de
nosotros hasta la próxima clase.
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